viernes, 27 de enero de 2012

BIOMUSICA



En un contexto marcado por una ruptura histórica, social, cultural y epistémica que pretende romper la linealidad con la cual aprendíamos, intercambiábamos información y nos relacionábamos, planteando así mismo una crítica a paradigmas y narrativas  clásicos. Nacen distintas propuestas que pretenden  reconfigurar la precepción social de valores, principios, conceptos y prácticas que considerábamos en una concepción moderna “superados”. Uno de estas reconfiguraciones es el concepto y práctica de la música en la cotidianidad, antes vista  como un mero entretenimiento perteneciente a las elites.


Podemos decir que en la posmodernidad, la música además de ser el medio por la cual expresamos nuestras emociones, percepciones, y frustraciones se ha convertido en una técnica de sanación energética y biológica, que permite establecer métodos de curación en forma individual o colectiva, logrando al mismo tiempo encasillar al ser, en una tendencia de destrucción de los sistemas caducos.



La Musicoterapia se presenta de distintos  modos según la intención de quien la propone y, obviamente, resulta difícil concluir en una sola definición de la misma. Algunos métodos usan instrumentos, la voz o las grabaciones; otros se acercan a la danza, al teatro o a la meditación.





Esta disparidad se debe, en algún modo, a la versatilidad del fenómeno musical, capaz de combinarse o de presentarse en mil modos diversos, ya que el hombre, como lo planteo Hermes Tresmegisto, en su tratado de los 7 principios universales, es vibración.

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