viernes, 27 de enero de 2012

Entre rituales, vibraciones y diferentes estilos musicales

“El hombre no deja de jugar porque envejece, mas envejece porque deja de jugar".
 (George Bernard Shaw)




El horizonte por el que transitamos nos lleva a hablar también de frecuencias sonoras, de bloques emotivos ni de problemas psicofísicos, de somatización, o sea de los temas que se hablan en Biomúsica, pero eran y son músicas y terapias, lo eran de un modo extraño para la mente actual, pero, si utilizaban el sonido para curar, para integrar socialmente o para colocarse en estados de conciencia distintos del cotidiano, podemos afirmar que no existen diferencias notables con el uso contemporáneo de la Musicoterapia. En todos esos ejemplos encontramos la música usada más allá de la misma música, y desde allí hasta el uso consiente del sonido con objetivo terapéutico hay pocos pasos.



Los  rituales arcaicos algo extraños utilizaban el sonido para curar, para integrar socialmente o para colocarse en estados de conciencia distintos del cotidiano, podemos afirmar que no existen diferencias notables con ciertos usos contemporáneos de la Musicoterapia. La diferencia con los antiguos métodos consiste en que, como disciplina terapéutica, se debe tener en cuenta los fines que nos prefijamos y los elementos que nos pueden llevar hacia ellos. Naturalmente debemos considerar las necesidades de la persona sobre la que se operan.
Es sabido que la música produce diferentes respuestas fisiológicas que se han demostrado en muchas investigaciones y experiencias y podemos resumir algunas
como:
- Aceleración o enlentecimiento del ritmo cardiaco.
- Cambios en el metabolismo, secreción de hormonas, adrenalina, etc.
- Alteración del ritmo respiratorio.
- Cambios en el tono muscular, en la temperatura basal.
- Cambio de la actividad neuronal en las zonas del cerebro implicadas en la emoción.


La audición de diferentes estilos musicales provoca cambios fisiológicos en el ser humano por ejemplo se sostienen que de los estilos analizados como el Canto Gregoriano presenta mayor variabilidad en los sujetos, sobre todo provocando disminución en la frecuencia de pulso, frecuencia respiratoria y tensión arterial. En lo que respecta a los estilos Barroco, Atonal, Electroacústico y Rock and Roll se registraron cambios fisiológicos de menor intensidad.

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